“Sones Afromestizos de Amor y de Humor” (2016) – basado en las recopilaciones realizadas por Guadalupe Urbina, Judy Blankenship y Javier Martínez Merino entre 1984 y 1990. Gestora: Guadalupe Urbina Juárez. Notas sobre los arreglos por el arreglista (Ricardo Fonseca) El Barquero Siempre que tocaba esta canción con Lupe, dudaba del ritmo con que se grabó su primera versión, la he sentido como un soncito cubano o una guajirita. Con la libertad otorgada para hacer mi propio arreglo, dudé aún más en qué ritmo o estilo usar con el que se respetara las raíces afromestizas. Recordé entonces, un raro “desencuentro” que tuve con la música guanacasteca, durante unas fiestas de la anexión en Nicoya, en las que escuché cuatro grupos de marimba en el parque que solamente tocaron cumbia y merengue durante todo el tiempo que allí estuve. Debo decir que tocaron con un sabor y calidad de admirar. Pero luego en Santa Cruz, me pasó igual, pura cumbia y merengue, de vez en cuando un bolero o algún tema “de moda”. Pero es que yo no entendía, además, tenía una sed de parranderas y pasillos, o algún ritmo que sonara a “guanacasteco”. Sí los tocan, pero no en mi anécdota. Tuve luego, la hermosa oportunidad de escuchar en vivo a la Marimba Orquesta Maribel, a quienes solo escuchaba en grabaciones. Ver la alegría de la gente bailando, la destreza y sabor de los músicos, pero principalmente, vivenciar la naturalidad y arraigo con que tocan entre otros ritmos el de cumbia, me dio la respuesta que buscaba. Ahora en mis adentros dije: la cumbia es un ritmo vivo y sentido en el colectivo costarricense. Fue entonces, para este arreglo que exploré la sonoridad e instrumentación del grupo en mención, con referencia también al sonido que escuché en Nicoya y ahora “reencontrado” con la cumbia. Amigos que admiro mucho pusieron su calidad y experiencia sonando los vientos y la percusión: Juan Carlos Meza en la trompeta, Pablo Sandí en el sax tenor, Rey David Cortés en el trombón y Pipo Chaves en la percusión. Y a falta de presupuesto, grabé el bajo, la guitarra y las marimbas. Luego Lupe con su alegría y picardía, junto a Olman Briceño, pusieron el canto a esta bella canción cuyo mensaje o moraleja es de atender y reflexionar. El Chico Para El Chico ni lo dudé, le otorgué -digo yo- el ritmo de pasillo. Como docente, he escuchado bastantes grupos conformados por estudiantes, para lo que conocemos como categoría “grupo experimental” en el contexto del Festival Estudiantil de las Artes del Ministerio de Educación. Seguramente relacioné también el texto de la canción con dicho contexto, en el que había visto varias combinaciones instrumentales con guitarras, percusiones y marimbas. Fue entonces que le di a mi arreglo una sonoridad inspirada en esos grupos estudiantiles. La Panadera Yo conocía esta canción como “La Huerfanita”, también, tiene la primera parte melódica y armónica de “La Cajeta”. En la versión que me dio Lupe de referencia, solo está esa primera parte y tenía el nombre de “La Panadera”. La simplicidad en la forma, ritmo, armonía y melodía, paradójicamente, puede volverse muy compleja. Pero en un contexto de música afromestiza, suele radicar allí, la riqueza de estas músicas. Para este arreglo, utilicé ostinatos rítmicos y melódicos que van conformando el acompañamiento de la canción, la cuál es quizá corta y a mí personalmente me deja como esperando más. De ahí, la decisión de dejar un rato con la percusión al final. Como le dije a Pipo Chaves en el estudio “pa’ que rinda”. Para dar una sonoridad contextualizada, resultan obvias pero necesarias, las percusiones de origen afro como las congas, el udu, un shake bien “semilloso” y por supuesto la marimba. Hay un piano en medio de todo, grabado por el maestro Gerardo Duarte. Pipo Chaves grabó la percusión y yo las marimbas y el udu. Las voces de Lupe y Karol Cabalceta, parecen contrastar a veces, pero quizá tienen la misma esencia. Cuando cantan están contando la historia, actuándola, sintiéndola, son auténticas. Muchacha pícara Hace un tiempo conocí el currulao de la región del pacífico colombiano y se me hizo muy curioso el uso de la marimba y de ritmos ternarios. Curioso digo, porque a Guanacaste también llegó la marimba cruzando desde el caribe de alguna forma, bueno, hay gente que sí sabe de esos detalles. Lo importante para este arreglo, es que explorando un poco la sonoridad del currulao encontré muchas coincidencias con la música de Guanacaste que quise plasmar en esta pieza. Al final, no estoy seguro que mi arreglo suene a guanacasteco o a currulao colombiano, pero me alegra escuchar que logramos un sonido afromestizo. De nuevo grabaron Juan Carlos Meza (trompeta), Pablo Sandí (sax) y Rey David Cortés (trombón), quienes se destacan en un pequeño contrapunto que les escribí en medio. Pipo Chaves grabó la percusión y otra vez, a falta de presupuesto, grabé el bajo, la guitarra y la marimba. Picardía sobresale en la interpretación de Lupe y de Mario Walter “Kundo” Díaz. Nílcida Es un hermoso arreglo del compositor Carlos José Castro. Es una obra instrumental grabada por el violinista José Andrés Valerio, el pianista Gerardo Duarte, el contrabajista Luis Álvaro Zamora y mi persona (Ricardo Fonseca) en la marimba. Delicado y sentido arreglo, mi admiración y respeto al maestro Castro. Negrito mío En la producción de este disco, he querido ser respetuoso de las formas y sonoridades tradicionales. En lugar de ofrecer propuestas nuevas o diferentes, he querido desde la concepción de los arreglos, aprovechar los sonidos y la estética de dicha tradición. Este caso en particular, guardando como un tesoro el día que compré el quijongo a Don Isidoro Guadamuz, de Santa Cruz, quién con su vocación docente me explicó cómo usar dicho instrumento, quise evocar la belleza del quijongo guanacasteco en esta pieza. Así sin más, solo Guadalupe y el quijongo, como la mujer que canta a su negrito desde su probable nostalgia y soledad, añorando un amor aparentemente sufrido. …
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